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lunes, 15 de julio de 2013

Edad crítica

Estefanía estaba en su habitación, tirada en cama, esperando la respuesta de su madre. Todo había empezado a la hora de la comida, cuando les había planteado a sus padres por quinta o sexta vez la idea de que le compraran un móvil. Como siempre se habían negado. Ni siquiera sus diversos argumentos sirvieron para convencer a su madre, quien era la que mas en contra estaba. Fani, como la llamaban sus amigas, les había intentado convencer diciéndoles que era una muestra de responsabilidad, y que ya que era la hija mayor debería tener un móvil con ella, para alertar a sus padres si algún dia les pasaba algo a ella o a su hermano Tomás. Además todas sus amigas del instituto tenían uno, y ella no quería ser menos. Muchas veces la habían dado de lado ya que no podían hablar con ella fuera de clase. Y tener un movil con whatsapp seguro que le abriría las puertas al corazón de Felipe, el chico mas buenorro de la clase, el cual le había pedido ya su número. Le dio vergüenza tan solo recordar el momento en que le dijo que no tenía teléfono.

Mientras Fani pensaba en sus problemas alguien llamó a su puerta. Dado que la situación con sus padres era bastante incómoda decidió no decir nada. Su madre abrió la puerta y sin pedir permiso, entró.
- Cariño, no quiero que te enfades con nosotros. Yo creo que entiendes que aún no tienes edad para tener un teléfono móvil, ni para pintarte los ojos. 
- Si que tengo edad, pero tu no me dejas. Yo soy muy responsable, siempre cuido de Tomás y saco buenas notas. Y todas mis amigas tienen móvil.
- Entiende que para tu padre y para mi es muy dificil aceptar que estas creciendo, porque en el fondo sigues siendo una niña. Durante muchos años te hice trencitas para ir a clase, te llenaba la mochila con tus libros y la merienda, y te llevabamos a jugar al parque. Quiero que entiendas que la infancia es la mejor etapa de tu vida, la que mas vas a disfrutar. No tienes obligaciones, no tienes problemas... Aún recuerdo tu primer día de colegio... Estabas tan asustada que no te querías marchar de mi lado. Y ahora... Bueno estoy intentando lidiar con una preadolescente. Solo te recomiendo que no tengas tanta prisa por crecer, porque la infancia no se recupera cariño.

Quince años después Fani se encontraba en su apartamento, tratando de colocar sus cosas nuevas y llevando de su mano a su hija, Carla. El consejo de su madre se le vino a la mente y miró a la pequeña. Con el tiempo, pensó, valoras la infancia porque sabes lo que significa. Hubiera dado lo que fuera por que mi infancia durara tres o cuatro años mas, por no haber querido crecer tan jóven. Aunque ahora es tarde trataré de que ella si disfrute al máximo de su infancia.

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